domingo, 16 de noviembre de 2008
Ego, perros...y otros detallitos...
Ya he cumplido mes y medio en el campo, he tenido momentos casi eternos de reflexión y me he dado cuenta que esta ha sido la sala de espera de aeropuerto más peculiar por la que he pasado, bueno eso sin contar los 7 meses inolvidables que pasé en mi querida Lima, pero es que Lima pasó de ser "sala de espera" a LUGAR DE REGRESO...el caso es que aqui, en el campo, donde me visitan casi todas las mañanas 3 perros callejeros, sin contar a Maximiliano, me doy cuenta que el archinombrado PODER DE LA NATURALEZA radica en su falta de Ego, y se debe a que la naturaleza simplemente ES, no pretende ser: el árbol no está pendiente del pájaro para demostrarle que es árbol, o viceversa. Cuando llevo esta visión a la vivencia humana me doy cuenta que nuestra complejidad es justamente la ignorancia de la simplicidad, o el concepto equivocado que tenemos de ella: lo que pasa es que muchos, yo diría que casi todos, nos pasamos toda nuestra existencia jugando al ensayo y error sobre ese tema: el Ser, nacemos con una especie de amnesia y para colmo llegamos sin manual, así que siempre que enfrentamos dilemas sucede algo que nos hace dudar y preguntarnos ¿es esto para mi? ¿esto es mi felicidad? y llega el Ego cual Chapulin colorado: Yo, YO podré ayudarte...y zas, caída directo al suelo. Ayer leí en un horóscopo algo muy interesante: "dices que recorriste el camino difícil y no es así, ya que ni siquiera existe el camino fácil...". Es que la verdad NO HAY CAMINOS, no los hay realmente, Serrat lo dijo a través del verso de aquella canción: "caminante no hay camino, se hace camino al andar..." Y siendo así ¿cómo decir que este camino es el difícil y aquel el fácil? ¿qué ese camino que no se recorrió hubiera sido mejor que este? ¿qué este fue un camino equivocado? Al leer esto probablemente se pregunten: ¿Y que tiene que ver con el Ego? Pues todo, es este Ego el que busca clasificar todo, ponerle un nombre a todo, le encanta esos terminos de bueno o malo, fácil o difícil, y muchos más: el Ego busca como sea meternos en un archivero, ¡ah! y siempre pregunta por qué, por qué, por qué. Entendí lo simple sobre lo complejo cuando vi esa parte tan enredada de nosotros los humanos en estos 3 perros callejeros que me visitan todas las mañanas, y en Maximiliano: Uno de ellos es el que me atacó de madrugada, del cual hablé cuando describí como Max se convirtió en mi héroe, yo bauticé a este singular perro como MUGABE, es frío, calculador, insistente, temerario y sobre todo usa su ferocidad para hacerse notar, goza con que le tengan miedo y lo sabe, y esa es su arma, poco a poco se me ha ido acercando, no para atacarme, por alguna razón no quiere que yo le tenga miedo, quizás sea por su amistad con Maximiliano, quien sabe. Luego esta otro, es un cachorro color caramelo, de orejas largas, está tan flaco que hasta tiene la cara arrugada, yo lo bauticé GELITO, es conmovedor verlo, algo nervioso, inquieto, buscando cariño, con un pequeño gesto que le hagas enloquece de alegría, los otros, al ser más grandes que él lo tienen pisoteado y eso me hace querer protegerlo y él lo sabe, es insaciable cuando le doy de comer, y al saber que los otros son más fuertes y feroces, reconoce su debilidad manteniéndose en la distancia, pero al mismo tiempo ha logrado ser parte del grupito. Luego esta SOMBRA, un perro bien feo, grande, negro, completamente negro, no me gusta como mira, pero no tiene la frialdad de Mugabe, el va a lo que va, tiene hambre y quiere comer, da un paso para atras, pero es capaz de caminar hacia ti sin temor, no busca atacarte sino que entiendas que está ahi con un propósito, es desafiante, mas no intimidante. Luego está Maximiliano, el rey, el consentido, el que sabe que está en su territorio, el que mira a sus "colegas" y les recuerda que están en sus predios y su presencia allí es porque él lo permite, pero ellos tendrán los restos de su comida cuando termine y si decide dejar algo, a la hora de la verdad es el dueño de la situación, él, ante los ojos de los demás, lo tiene todo. El Ego es una mezcla de todas nuestras carencias y hace que busca saciarlas siempre y cuando no lo logre, es un buscar con el propósito de no encontrar, ya que son justamente estas carencias las que lo mantienen VIVO, acabar con ellas sería un suicidio según sus términos. La contradición es su razón de Ser justamente para no dejarnos a nosotros SER. Sin embargo, hay algo que debemos considerar; es imposible anular nuestro Ego por completo, es imposible vivir sin él, por mucho que digan, que se haya escrito en libros, el Ego es, está y juega su juego de contradición, desde mi punto de vista para lograr dominarlo, y dejarlo en el lugar que pertenece, debemos reconocerlo, hasta ponerle nombre, así como hice con mis visitantes mañaneros; considerar su propósito, seguirle la corriente en algunos casos, pero le debe quedar muy claro que un carro no puede ser manejado entre dos, que él es el pasajero del asiento trasero, y allí se va a quedar el resto del viaje. Cuando sin darnos cuenta permitimos que el Ego quede detrás del volante o sea nuestro copiloto, allí, justo en ese momento, comienzan nuestros problemas: y esto pasa sobre todo cuando dejamos nuestra simplicidad y nos dejamos deslumbrar por lo falso. Vamos haciendo camino al andar, pero de repente algo o alguien aparece para decirnos: epa, es por aquí, este es el camino, sí hay un camino, deja esa tontería, hay algo mucho más grande, y es conmigo, ve que lindo el camino, miramos a un lado, nos descuidamos y en un parpadeo nuestro Ego está dirigiéndose en esa dirección, y nos está diciendo: tu descansa, yo se a donde vamos y va a ser genial ¡es lo máximo!; su entusiasmo es contagioso, nos cubre por completo, se hace dueño de la situación, en poco tiempo estamos hablando casi otro idioma, sacamos conclusiones que suenan así: toda mi vida he esperado esto...ojo, es mala señal cuando se dice "toda mi vida"; se habla de castillos de hielo que brillan bajo el sol y no se derriten, se dice que lo blanco es realmente azul y que justo se llegó ahi para darse cuenta...al corto o mediano plazo poco queda de esa postura: cabeza abajo, rostro melancólico, se cuenta lo que quedó, se siente verguenza, se endurece el discurso, se va de extremo a extremo de la situación, y se pregunta si aquello a lo que decidió darle la espalda, y hasta menospreciar seguirá allí, si volverá a recibirlo: de repente el Ego volvió al asiento de atrás y silba como si la situación no fuera con él. No era el camino fácil, ni era el difícil, era una mentira, un espejismo. Tenemos siempre, siempre, siempre la oportunidad de volver a decidir, sin embargo no hay que olvidar asumir la responsabilidad, el Ego silva tranquilamente en el asiento de atrás, pero el carro está registrado a nuestro nombre.
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