viernes, 20 de febrero de 2009
¿Qué es el olvido?
Dicen que el perdón no es el olvido...y es cierto.
Anteriormente escribí sobre la película Memento que trata el tema de la amnesia, un hombre que solo puede retener un recuerdo en su memoria por 10 minutos y entra en un círculo del que no puede salir, el olvido a veces le causa cierto alivio, pero la mayoría del tiempo es una locura total y absoluta que lo atrapa sin salida, toda angustia, toda felicidad: solo le dura 10 minutos. En esa oportunidad, en esa entrada, yo expresaba que por momentos he querido borrar mi memoria y que probablemente muchos (la mayoría) se habían sentido de esa manera y habían tenído el mismo deseo...Hoy, como siempre nos enseña la vida, es diferente. No deseo olvidar nada, el olvidar se mueve entre la línea de lo peligroso y lo conveniente.
Cuando se tiene una "visión" del tiempo con un gran salto, algo que me ha pasado muchas veces, y tu voz interior te dice, "sigue, ya sabes a donde esto lleva, espera al final de la vuelta"...Uno realmente lo acepta aunque con reservas porque no sabe que hacer con el resto del "tiempo" que falta para alcanzar esta visión, y es ahí, en ese momento cuando viene el deseo de olvidar, porque no te puedes aislar de lo que sucede, de los comentarios, emociones, de tus propios saboteos mentales, las infinitas conclusiones y supuestas determinaciones. La espera desespera.
La palabra favorita de los astrólogos es: "revisar", Marte está en la casa 1, u 8, "REVISANDO", y en medio de la consulta uno piensa: "aja, y yo que hago con eso?". O hablan de procesos: "Aja, y no era que hace dos años estaba en ese mismo proceso? ahora qué?" Revisar, revisar, revisar, procesar, procesar, procesar...¿y actuar? ¿Cuando? En medio de esa espera a que el tiempo nos alcance la respuesta que te dan son esos dos verbos: revisar, y procesar.
El tiempo siempre será un enigma para mi que ya no quiero resolver, y ya no quiero olvidar. Esta ha sido la primera semana de un gran triunfo, y apenas está despegando el año, lo que me recuerda cuando viajé a Ecuador en un vuelo terrible de 55 minutos, la turbulencia hacía que el avión se moviera como una hoja en el viento, los nervios hicieron que me levantara, fui al baño, me miré al espejo, los minutos no corrían, sentía que el tiempo se había detenido, cuando salí el avión se agitó más fuerte, la aeromoza estaba casi sentada en el pasillo del avión, me miró y me dijo: SIENTESE DONDE PUEDA, CREO QUE EL AVION SE VA A MOVER. Yo la miré y pensé ¿Cree?!!!Poco a poco me fui cambiando de asiento en asiento hasta llegar a mi lugar, y cuando el avión comenzó a descender tuve uno de los panoramas más hermosos que recuerde, ya el avión no se movía, pero me reía cuando recordaba las palabras de la aeromoza en plena agitación por la turbulencia: creo que el avión se va a mover...Fueron 55 minutos en aquel entonces, año 2005, y ahora fueron 18 meses, pero en ambos casos: fue solo un momento, como los 10 minutos de memoria del personaje de Leonard en la película.
Si alguna vez, en algún momento, en medio de una "turbulencia" escuchas: revisa y procesa...esto va a pasar. Te acordarás de todo como si fueran tus únicos 10 minutos de memoría, y se tendrá la ventaja de no olvidar, y montarte en el perdón para averiguar hasta donde puede llevarte. En ese viaje a Ecuador, cuando tuve que tomar el avión de regreso, por supuesto recordaba el viaje de ida, sin embargo, en esa oportunidad, el avión se sentía como la sala de la casa, apenas se movió cuando aterrizó. Lo mejor que hice en esos 55 minutos de regreso fue no pensar en los 55 minutos de turbulencia de ida, eso hizo el viaje muy placentero.
Lo único que nos impide realmente revisar, procesar, perdonar y cambiar, es nuestra terquedad que no es otra cosa que el juego cruel de la memoria de nuestro Ego: por eso hay turbulencias...
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