sábado, 3 de julio de 2010
HOY SÍ, MAÑANA NO SE, PASADO NO, LUEGO YA VEREMOS
ES difícil lidiar, tratar, compartir, o entender a una persona que nunca sabes exactamente si hoy quiere, o no quiere: y puede ser que cuando llegue el momento y te acerques te encuentres con todo un abanico de actitudes que te hacen sentir como el comercial del banco: has puesto tu "dinero" en el lugar equivocado. Obviamente es una apreciación, pero de que se siente, se siente. Entonces ahí uno da un pasito al costado y varios para atrás y sin querer llegar a conclusiones sencillamente uno se conforma con un: y ahora que??? será algo hormonal? o del bioritmo? o vayan ustedes a saber, es una situación que da una especie de comezón en el cuello...El caso es que pasan unos días y de repente zas!!! EL SOL SALIÓ volvió la cordialidad, él buen ánimo, el entusiasmo, la calidez, la claridad, solidaridad, lealtad, inteligencia, absolutamente todas las manifestaciones positivas.
Es cierto que tenemos días malos, regulares, días en que preferimos estar a solas, y otros donde añoramos compañia, de hecho cuando tenemos compañía lidiar con todas estas estaciones anímicas, emocionales, y mentales son el gran reto para "ser felices". Sin embargo algunas personas se pasean por estas variantes a la velocidad de la luz casi en un estado de adivinanza, es cierto que hay muchos factores externos que juegan en estos cambios, pero a veces nos preguntamos cuando tenemos que tratar o compartir con personas así: Hoy rio? callo? me ausento? soy cordial? hago alarde de la amistad? me convierto en amante? mantengo distancia?...etc. Porque es imposible que algunas de estas preguntas no se atraviesen en nuestra máquina pensadora, no se puede estar en estado de levitación todo el tiempo.
Quizás algún día alguien invente un detector de estados de ánimo, le quitaría el sabor de aventura al trato humano, pero también nos evitaría muchas frustraciones.
De mi parte, no me gusta estar derramando miel con panela: te quiero, te amo, te adoro, soy tu amigo de verdad, eres mi amiga de verdad, etc...usar a la ligera el poder de estas palabras solo traen en consecuencia ignorar el sentimiento silencioso que se encierra en ellas, es despilfarrar energía, y sin la energía no hay esencia, no existe realmente. Me aparto de las o los sueltos de lengua que lanzan estas exclamaciones tan fácil, o en público...puede haber algunas verdaderas, pero otras son bien huecas. El poder de la palabra es único, y cuando se descubre, se conoce, se valora, podemos usarlo para equilibrarnos en estos estados de ánimo tan confusos que nos convierten en barcos de papel donde el timón siempre parece estar lejos de nuestras manos. Si vamos a usar el poder de la palabra cuando nos sentimos manejados por lo externo, usemos esa energía al repetirnos a nosotros mismos que somos únicos, que somos los hijos predilectos de Dios, y guardemos silencio para sentirlo de verdad.
Mientras tanto es cierto que no podemos ser inmunes a todo, pero no estaría mal ejercitarnos para ser impermeables, no dejemos que el desequilibrio de otros sea un peso en nuestra propia búsqueda de equilibrio.
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