En algún momento de nuestras vidas hemos despertado de manera muy dura ante una verdad que nos parece insólita, inexplicable, triste. Sucede sobre todo cuando alguien que se ha ganado nuestro afecto de repente deja caer una máscara que nos deja ver un rostro de por más doloroso. La falta de solidaridad, consideración, de acompañamiento en un trance difícil duele, y mucho. Obviamente la otra parte tiene todo el derecho de ejercer su libre albedrío y tomar decisiones que le convienen, aunque estas decisiones nos sorprendan, pero cuando esta decisión viene de parte de alguien quien ha querido ganarse tu parte emocional, la pregunta de la incertidumbre es: ¿entonces, por qué? el dejar de buscar la respuesta a esta pregunta puede ser el principio de volver al equilibrio o a la paz, pero la segunda pregunta no es menos complicada: ¿ahora que hago? Me viene a la memoria una lección del curso de MILAGROS: HOY DECIDO NO DECIDIR NADA.
En estas últimas 24 horas también he recordado un principio de KRYON: NO TODO ES LO QUE PARECE, y yo le añadiría: NO TODOS QUIEREN PARECER LO QUE SON. Siempre parece haber una agenda oculta, un propósito de uso o aprovechamiento.
En fin cada día tiene su energía, y su lección, y con ambas llega la evolución. Pero al final del día uno siempre se pregunta: ¿Que hago con lo que siento? es como un gran mueble pesado que está sobrando, y que no sabemos que hacer con él, pero el caso es que nosotros mismos lo dejamos entrar en nuestro "hogar". Habrá que desarmarlo, quizás romperlo en mil pedazos e ir retirándolo de a poco, lo que está claro es que ya no puede estar donde estaba.
HOY DECIDO NO DECIDIR NADA PORQUE NO TODO ES LO QUE PARECE...hay que repetirse esto constantemente
